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LUIS SANTANA

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27-03-14 - Luis Santana: «He escrito poemas casi miligrámicos por su brevedad»

El poeta castellano y leonés presenta el viernes en la Fundación Segundo y Santiago Montes 'Carta no enviada', su último poemario

VIRGINIA T. FERNÁNDEZ |

Luis Santana (Medina del Campo, 1957) es renuente a calificar su nueva producción literaria como «libro amoroso». Pero lo hace, a regañadientes, porque reconoce que el tema principal de su último poemario, 'Carta no enviada' (Ediciones Vitruvio), es precisamente el amor. «¡Siempre es el amor!», el objeto de los desvelos de tantos autores, asevera el escritor asomando un esbozo de sonrisa. «Tanto el amor en sentido positivo como por todo lo contrario», reflexiona. Incluso una historia violenta puede ser el objeto de un poema que contenga tal sentimiento, al menos su negativo: «Igual no lo es en sí misma pero sí es una historia sobre la falta de amor, sobre el amor en el sentido más amplio», aclara.

Olvido García Valdés (Premio Nacional de Poesía en 2007 por 'Y todos estábamos vivos') presenta mañana a las 20:00 horas la nueva obra de Santana en la Fundación Segundo y Santiago Montes de Valladolid. Nadie mejor que ella, «la persona que mejor me conoce», asegura el escritor, quien en los años 80 publicó a través de una pequeña empresa editora, Ediciones del Faro, el debut literario de la autora, 'El tercer jardín' (1986). García Valdés prologó después 'Sombra mínima' (Huerga & Fierro, 1999), de Santana, e hizo entonces una «descripción lucidísima de mi obra, incluso más allá de lo que yo haya podido pensar», agradece el medinense.

En 'Carta no enviada' queda patente la economía lingüística que anhela el Santana poeta, la personalidad literaria en la que se mejor reconoce. Trabaja en la gestión administrativa de Teatro Corsario y en 2012 hizo una incursión en la narrativa ('Al final ni nos despedimos', Baile del Sol Ediciones, Tenerife), pero si tiene que elegir un sitio en el mundo, sería un lugar arrullado por letras poéticas.

«Quizá, por encima de mi trabajo me considero añadidor de palabras», remacha. El acto de juntar palabras lo preside para él la concisión. «Azar sin fruto/ fue la rosa nombrada./ Ya no verte», reza el poema 'La alegría no era esto'.

«A partir de 'Sombra mínima' siempre he escrito poemas casi miligrámicos por su brevedad, tanto de los poemas, como de los libros a que han dado lugar. Es una manera de entender la literatura», explica el poeta.

En 'Carta no enviada' persiste esta actitud «pero de otra manera», matiza. «Mi anterior libro se componía de anagramas. El aspecto formal se veía por ello muy comprometido, muy condicionado por la manera de trabajar solo a partir de las letras de los títulos. Pero en el concepto principal de mi obra siempre está la brevedad. Hace muchos años empecé a escuchar a Anton Webern, a través de José Angel Valente. Es una música en la que no se repite ninguna nota hasta haber desarrollado todas las anteriores. En esa línea funciona para mí la concisión. Lo que puedes decir en una frase, por qué decirlo con ocho», profundiza Santana.

El título del libro responde a uno de los poemas de sus páginas, le da cierta coherencia al conjunto: «Podría haberse titulado de cualquier otra manera pero todos los textos, dado su carácter, su temática, podrían considerarse una carta no enviada a un destinatario distinto. Tiene sentido, todas estas cartas que en su día no has enviado se las remites a sus destinatarios aunque no les pertenezcan a cada uno de ellos por separado», analiza el autor.

Luis Santana comenzó a publicar poemas hacia 1980 en revistas literarias ('Veneno', 'El signo del gorrión') y, aparte de sus obras en solitario ('Mirador', 'Una lengua extraña'), ha sido antologado en varias ocasiones. Una de las últimas, por Antonio Piedra, que le incluye en la antología 'Sentados o de pie, 9 poetas en su sitio', junto a escritores de la tierra como Luis Díaz Viana, Luis Ángel Lobato Valdés o Eduardo Fraile. Un grupo de autores nacidos entre 1951 y 1964 que para Luis Santana no conforman exactamente una generación literaria: «A propósito de la Generación del 27, alguno de sus componentes decía que por encima de todo eran una generación de amistad», reconoce.

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03-06-14- Apuntes de lo indecible.

Ya desde el título, Luis Santana anuncia una lírica de la negación, representada en un conjunto de textos que el lector debe salvar de un limbo poético.

CARLOS MARTÍN AIRES

Ediciones Vitruvio acaba de publicar Carta no enviada, un poemario con el que el escritor y traductor Luis Santana (Medina del Campo, 1957) pone fin a un silencio poético de quince años. Un lapso de tiempo en el que no se ha alejado, ni mucho menos, de la literatura, pues no ha cesado en su tarea de traductor del catalán para varias editoriales, ha publicado una novela -Al final ni nos despedimos, 2012-, y ha aparecido en diversas revistas y volúmenes recopilatorios. El último de ellos, Sentados o de pie. 9 poetas en su sitio, es una reciente antología de poetas vallisoletanos de la misma generación, publicada por laFundación Jorge Guillén dentro de su colección de poesía Cortalaire.

Desde 1999, sin embargo, Luis Santana no había publicado un poemario exento, así que damos la bienvenida a este Carta no enviada, que ya desde el título anuncia una lírica de la negación, representada en un conjunto de textos sin destinatario que el lector ha de salvar de una especie de limbo poético. Así lo corroboran los nombres de las dos primeras partes del conjunto: «Falsas noticias» y «Textos para NO». En la segunda es de hecho así, y son las palabras no dichas las que vienen a protagonizar el poema: «Te digo lo que no pronuncié». La primera, sirve de introducción a esta poética del no, a la que se llega por un proceso de supresión, de poda o desmoche de lo superfluo: «Pétalo, pétalo, / otra vez despojarse. / ¿Qué hará la rosa / con su vida / ajada? / ¿Será también roja / en la oscuridad?». Ajustado a la tradición mística, Santana hace de la brevedad y la concisión virtudes ejemplares: el despojamiento del verso lo es también de la realidad, que, desnuda, queda a merced de los lectores. Aquí es donde el poeta se retira, desconfiando del éxito comunicativo del poema: «Página sola, / lectora sola, / sin encontrarse nunca».

La tercera parte, mucho más extensa que las dos primeras juntas, se titula en cambio «Breviario». Sin abandonar los presupuestos teóricos ni el tono preciso y directo del comienzo, los poemas se suceden ahora como una serie de apuntes de la realidad, rescatando el antiguo significado de «breviario» como «libro de memoria o de apuntamiento». Cada poema funciona como una viñeta, o un trozo de cotidianidad, que se asoma a la página del libro y dialoga con el flujo negativo del pensamiento anterior. Algunas cosas -vivencias, reflexiones, el amor y la muerte en toda su cercanía- empiezan a ser nombradas, pero sólo para poner de relieve las que no lo son: lo que describen es un mundo repleto de carencias. La desolación y la angustia se abren paso entonces, y con pies de plomo: «Nombradas las cosas, / todo es repetirlas / hasta un amargo fin».

Aunque breve, esta deseada nueva entrega poética de Luis Santanano defrauda en absoluto, sino que supone un sólido paso en su trayectoria literaria y nos deja a la espera de futuras aportaciones.

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